Galería Ehrhardt Flórez

Exposiciones

Colectiva

Luz

19/12/2018 - 14/02/2018
M. Beutler, B. Dahlem, F. García, S. Hernández, T. Rehberger, J. Spínola, LUZ (2018), vista general.
M. Beutler, LUZ (2018), vista general.
M. Beutler, LUZ (2018), vista general.
M. Beutler, B. Dahlem, F. García, S. Hernández, T. Rehberger, J. Spínola, LUZ (2018), vista general.
F. García, Luis Candelas III (2018), vidrio, piedra, cuero, alambre y hierro.
S. Hernández, Prototipo I y II (2018), vista general.
J. Spínola, Cor-pharmakon (sodio) (2018), bombillas de vapor de sodio de baja presión, 225 x 60 x 60 cm. (cada una)
B. Dahlem, LUZ (2018), vista general.

La Galería Heinrich Ehrhardt presenta Luz, una muestra colectiva con obras de artistas representados por la galería que giran en torno a la escultura, la arquitectura, el diseño y el concepto de lámpara. Así, reuniendo en un mismo proyecto piezas de Michael Beutler, Björn Dahlem, Fernando García, Secundino Hernández, Tobias Rehberger y Julia Spínola, el espacio expositivo se presenta como un fluir de luz que recorre los múltiples volúmenes escultóricos que se apoyan o cuelgan por las salas. En unos casos los artistas están profundamente familiarizados y relacionados con este tipo de piezas de luz, ya que su obra ha transitado en gran parte por estos derroteros. Destacan en este sentido los trabajos de Beutler, Dahlem o Rehberger quienes llevan años planteando interrogantes sobre la concepción del diseño, el mobiliario y el uso práctico y funcional de la escultura. Sus lámparas, de pie o colgantes, cuestionan la propia naturaleza del mobiliario y abren nuevas trayectorias que abarcan otros contenidos o materias de trabajo como la habitabilidad, el lugar del arte, la instalación y el espacio doméstico. Por otro lado se unen otras tres propuestas más novedosas y puntuales, ya que provienen de artistas -García, Hernández y Spínola- cuyo cuerpo de trabajo no ha estado en relación tan directa con la idea de luz o lámpara. En esta ocasión se presentan dos piezas ya conocidas de García y de Spínola y una inédita de Hernández.

+ Continuar leyendo

Michael Beutler concibe su trabajo como un auténtico oficio; y como sucede en la mayoría de ellos, muchos ligados a lo artesano, se produce un intenso juego entre la destreza de la técnica y la improvisación propia del ingenio. Su obra escapa a la categorización y a través de una metodología absolutamente heterodoxa, de lenguaje directo y materiales austeros y precarios, ilustra un paisaje universal en el que todo cabe. Su aproximación a lo habitado y a lo habitable es clave para entender sus formulaciones artísticas. En este caso cilindros o tubos de malla metálica cubiertos con papeles pintados hacen las veces de tulipas de lámpara que bien sobre pies forrados con cordones e hilos de colores, o bien colgadas del techo, iluminan la estancia.

El caso de Björn Dahlem podría ser el más paradigmático ya que su obra se ha desarrollado en correspondencia con su concepción de la lámpara y la iluminación. Alejándose de lo obvio y situando sus trabajos escultóricos en un ámbito incómodo para su análisis, eludiendo el diseño industrial para acercarlo a lo científico , lo astronómico y lo matemático, Dahlem construye piezas de luz que funcionan como lámparas y cuya dimensión más dilatada se extiende a una particular visión del universo. De esta manera, las tres lámparas que se presentan en la exposición actual marcan un vínculo y un relato con la luna -y todos sus particularidades como satélite- y con la situación de los planetas en la Vía Láctea, la relación entre ellos, sus órbitas y su rotación. Todos estos elementos tienen en Dahlem una profunda traslación formal y escultórica.

Fernando García es uno de los artistas que muestra una obra que, aunque ya vista, se distancia de lo más reconocible de su trabajo. Y no por su naturaleza, sino por el hecho de no haber reproducido en más ocasiones lámparas o estructuras colgantes de luz de estas características. El propio artista, cuando esta pieza se exhibió por primera vez en una exposición colectiva, ya aportó ciertas claves: Interior de convento –Iluminación de castillo – Mesón castellano – Luis Candelas–. La teatralidad y la escenografía marcan el sentido de una obra en la que la luz se erige como el elemento central.
Luis Candelas, que da también titulo a esta lámpara, fue un madrileño hijo de ebanista y mito entre bandoleros. La asociación histórica que a través de ciertos personajes establece la obra de García con el presente y el pasado geográfico y con su contexto, sobrevuela también aquí, en una escultura que aúna equilibrio, artesanía, brillo, reflejo y sombra.

Secundino Hernández sería otro de los artistas más inesperados en esta muestra. Tampoco el tenía una producción anterior conocida en relación con las lámparas pero desde hace un tiempo se encontraba inmerso en la investigación escultórica de unas determinadas piezas de luz que precisamente harían las veces de lámparas. Con un fuerte vínculo formal y conceptual con su trabajo pictórico, Hernández presenta por primera vez estas estructuras de tubo de cobre decididamente gestuales en las que se aprecia la carga física de la mano y el cuerpo en movimiento que se despliega en toda su pintura. Estas formas arrugadas y moldeables, que se estiran hacia arriba o se extienden al nivel del suelo, que se cubren con pintura metalizada y que acaban en su serpenteante per l en una bombilla de luz, parecen constituir el trazo del pintor en volumen.

La obra de Tobias Rehberger tendría en el contexto de esta exposición una categoría similar a la de Dahlem. Al igual que aquel, Rehberger ha hecho de las lámparas y en su caso particular de otros elementos del diseño doméstico y de la arquitectura, una memoria artística en la que la interpelación a lo ya establecido es constante. Desde habitaciones para fumadores, cocinas o casas de árbol, Rehberger ha cuestionado el papel de la arquitectura y la relación del hombre con ella. Utilizando la historia más célebre de la arquitectura moderna, su obra da pie a diversas interpretaciones y muchas de ellas residen en los conjuntos de lámparas de velcro en las que los colores y las formas móviles y giratorias descubren un verdadero paisaje colgante.

Finalmente Julia Spínola presenta unas lámparas realizadas ex profeso para su última exposición individual en el CA2M. La indefinición lumínica de la transición del día a la noche y de la noche al día, elemento central de su muestra, condujo a Spínola a poner toda su obra a disposición de un ambiente y juego de luces que inundó la atmósfera bajo la que todas sus obras se mostraron. A través de esas investigaciones provocadas por estas cuestiones crepusculares, Spínola realizó tres estructuras metálicas a modo de farolas partiendo de una fórmula de iluminación hoy en desuso, con bombillas de vapor de sodio de baja presión. La indefinición, el gesto, la vaga percepción y las formas que agitadas desaparecen, son algunas de las cuestiones que pululan bajo su luz anaranjada.

Suscríbete a nuestra newsletter para recibir actualizaciones sobre nuestros artistas, exposiciones, publicaciones y ferias.