Galería Ehrhardt Flórez

Exposiciones

  • Gonçalo Sena

circular spaces

09/09/2021 - 30/10/2021
Gonçalo Sena, circular spaces (2021), vista general
Gonçalo Sena, circular spaces (2021), vista general
Gonçalo Sena, Fonte Fóssil (2019), mármol, bronce, bomba de agua, plástico, cinta adhesiva, agua, 230 x 56 x 20 cm
Gonçalo Sena, To intrude on Nature’s way (2021), mármol, bronce, bomba de agua, plástico, cinta adhesiva, agua, 230 x 77 x 200 cm
Gonçalo Sena, circular spaces (2021), vista general
Gonçalo Sena,Untitled (porous structure), (2018), hormigón, poliuretano, alambre de cobre, pintura acrílica fosforescente, mochila (detalle), 47 x 51 x 53 cm.
Gonçalo Sena, Untitled (2021), hormigón pigmentado, metal, aluminio, 45 x 43 x 183 cm
Gonçalo Sena, circular spaces (2021), acetato, cinta adhesiva de papel y grafito sobre papel; marco de aluminio, 45,5 × 35,4 × 2,5 cm
Gonçalo Sena, circular spaces (2021), acetato, cinta adhesiva de papel y grafito sobre papel; marco de aluminio, 45,5 × 35,4 × 2,5 cm
Gonçalo Sena, circular spaces (2021), vista general

Una extraña forma de comunicación entre dos entidades tiene lugar al interior de un reino acuático artificial. Se intercambian energías ininteligibles, se transmiten posibilidades de metamorfosis y procesos alquímicos. Un visitante de un mundo ficticio deja atrás una pista extraña que habla de viajes lejanos en circular spaces.

La experimentación visual y táctil de Gonçalo Sena se inscribe en una investigación sobre las poéticas de nuestra paradójica y limitada percepción de las temporalidades no humanas. Materiales burdos de construcción, estructuras de fabricación industrial, metales fundidos y elementos naturales construyen una narrativa en cierta forma distópica de la experiencia urbana, evocando una cuestión existencial sobre nuestra situación ante un mundo material en constante transformación. La exposición circular spaces sugiere una especie de jardín fragmentado lleno de significados codificados, en donde la proporción y la serenidad se alcanzan a través de una sutil elaboración escultórica y de una compleja estratificación de elementos duros y suaves, generando un aura teatral de misterio.

Esta instalación comprende una serie de esculturas, dibujos y objetos que dan cuenta de una meditación personal en torno al paisaje, los escombros, la funcionalidad, el diseño y la irreversibilidad de las mutaciones físicas en la vida de los objetos y en el mundo natural. El interés de Sena por los espacios liminales entre entornos construidos, la producción industrial, la función y la forma y los procesos entrópicos que se encuentran en la naturaleza demuestra una aguda curiosidad por la vida orgánica y una fuerte apreciación de la belleza que surge en el deterioro y en la conciencia de la transitoriedad material.

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La fragilidad, la contemplación y la absorción son elementos importantes al entrar en esta escenografía. Dos esculturas con apariencia de tótem crean un diálogo silencioso, reflejándose sobre un charco de agua en lo que podría parecer un escenario de película distópica. Fonte Fóssil se apoya en la pared. La losa irregular de mármol es un vestigio industrial recuperado por el artista en Lisboa, cuya erosión superficial da testimonio de su vida anterior. Este aspecto le confiere una especie de dignidad melancólica. En el centro de la escultura se halla un molde de bronce hueco que se asemeja a un torso desconocido, como la palpitación helada de un amante ausente. Es un universo convexo de tenues tonalidades metálicas, a través de cuyas perforaciones irregulares se permite el flujo del agua, las posibilidades de renovación y la fuerza vital. Estas y otras formas similares son importantes en la investigación de Sena, ya que se refieren a otro espacio de liminalidad en la materia que se encuentra en la naturaleza: cuando una forma orgánica se encuentra a medio camino entre inerte y aún impregnada de vida, entre ser un remanente arquitectónico natural y una vasija para el próximo ciclo. Mientras se nutre de la misma agua en el estanque oscuro, Fonte Fóssil dialoga con To intrude on Nature’s way. Este cuerpo independiente de metal y piedra sostiene en su centro el molde de bronce de una rama de árbol que fue violentamente arrancada por la tormenta Filomena en Madrid a principios de 2021, y que el artista encontró en el parque de La Casa de Campo durante una excursión de primavera. La huella original de un evento físico traumático y su significado catastrófico se transmuta, desplazándose hacia un nuevo ecosistema, donde su inherente fragilidad e imprevisibilidad establecen un equilibrio estético. Como posibles entidades o relojes geológicos, estas esculturas son testigos del paso del tiempo en la exposición, participando en nuestro ritual colectivo. A manera de invocación de un buen augurio, se arrojan monedas al agua de la fuente, imaginando encuentros fortuitos que pueden ocurrir en el espacio y planteando un enfoque jocoso hacia la volatilidad económica, los posibles valores de transacción, los sistemas de creencias y el azar.

Este paisaje escultórico está marcado por una constelación de dibujos etéreos en donde se trazan secciones de círculos en grafito y acetato, reverberando en las paredes y haciendo eco de la frecuencia repetitiva del agua en una oda precaria a la simplicidad sin adornos. Este conjunto dialoga con el hipnótico lienzo Maré vazia, en donde la sensación física de una marea oceánica en retroceso se transmite con una fuerza háptica y relajante; su superficie lleva las huellas de un proceso material fuerte, laborioso y meditativo llevado a cabo en el estudio, generando una sensación artificial de inmersión. Un rígido, pero extremadamente ligero hueso de sepia constituye el eje de la obra. La noción de lo inconmensurable se identifica en su cualidad desgastada, revelando una belleza adquirida con el paso del tiempo, trayendo la perfección de las formas de vida naturales ancestrales al momento actual y liberando la posibilidad de convivencia. Esta sensación atmosférica general se ve fuertemente enfatizada por la acústica de las fuentes, incitando momentos de quietud y una serena conciencia de nuestra presencia corporal, deteniendo temporalmente el mundo exterior. Acentuando la composición de la sala principal, una roca hecha de concreto descansa sobre una silla incompleta, como un extraño fósil testigo de un escenario distante. En voz baja, Rocha Rouca balbucea historias a través de su porosidad.

por Natalia Valencia Arango, comisaria independiente.

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