Suscríbete a nuestra newsletter para recibir actualizaciones sobre nuestros artistas, exposiciones, publicaciones y ferias.
Exposiciones
- Thilo Heinzmann
Beauty takes care of its own
La galería Heinrich Ehrhardt presenta Beauty takes care of its own, una muestra dedicada a la pintura y sus amplios devenires y que supone la sexta exposición individual de Thilo Heinzmann en Madrid.
Si la obra de Heinzmann ha ido adoptando distintas formas en cada etapa, en esta ocasión los pigmentos sobre lienzo y los esmaltes de uñas sobre poliespán construyen un discurso pictórico que deambula desde lo fluido hasta lo escultórico; desde lo fugaz hasta lo estático. Mientras que ambos medios, el pigmento y el poliespán, han sido fundamentales en la manera de concebir su trabajo y han marcado una dinámica en su pintura, ahora el artista los revisita para reanalizar su pureza formal interviniendo directamente sobre la superficie.
El proceso pictórico de Heinzmann crea un plano formal que es al mismo tiempo táctil y visual, escultórico y pictórico. El artista opera con métodos clínicos para que el pigmento sobre lienzo que normalmente se deposita sobre la superficie y luego se esparce sobre la misma en forma de nebulosas, constelaciones o polvo de estrellas, aparezca ahora, en algunos de los cuadros, intervenido por medio de su propia mano, que arrastra el pigmento sobre el óleo aún húmedo en un gesto que mezcla lo sutil con lo súbito. La pintura arrastrada parece aquí tanto un zarpazo como una caricia.
Mientras, sobre las formas heladas y afiladas del poliespán, en las secciones cortadas de este material nuclear, Heinzmann salpica esmalte de uñas. Según su intensidad y el lugar en el que se depositen, bien en la madera de fondo, pintada con una leve capa de pintura blanca que deja entrever su propia veta, o bien en las distintas superficies del poliespán, en su exterior liso o en su interior rugoso, el esmalte escurre y corroe. Sobre la madera el esmalte se desenvuelve en una suerte de dripping y en el poliespán se hunde como una herida modificando de nuevo el afilado contorno y la lisa superficie.
Estas obras son intuitivas y contemplativas, ágiles e inmutables. Como si de icebergs se trataran, los cortes del poliespán parecen adentrase en la inmensa profundidad hasta hundirse en un fondo inescrutable. Aquí, las dos superficies solapadas, la organicidad de la veta de la madera pintada y la rugosidad cortante del poliespán construyen en su encuentro un bellísimo despliegue de naturalezas distintas. Los pigmentos, amplificados y resonantes, centrífugos y centrípetos, son éxtasis volátiles que experimentan sobre cuestiones inherentes a la pintura.
En toda la obra de Thilo Heinzmann, pero especialmente ahora, en el encuentro de dos formulas distintas, se observa de manera muy elocuente que el material es el medio y el medio es la obra en sí. La pintura es su propio medio, el soporte es la superficie y el fondo es la forma pura. No hay división posible entre lo visual y lo conceptual. Lo sensorial cubre como insalvable manto toda percepción física e intelectual de estas piezas. El acto de mirar se traduce en ilusión de tocar. La mano que ve y el ojo que toca.
Preguntado acerca de Miles Davis, Herbie Hancock puso especial atención en un único, célebre y fundamental golpe de plato del tema titulado So What, para explicar que era para él eso del jazz. Un golpe maestro que para Hancock no sólo suponía el punto de partida de la melodía posterior con la que arrancaba la trompeta de Miles Davis sino el inicio y casi conclusión de toda la historia del jazz, anterior y posterior, concentrada en la resonancia de ese gesto, de ese sonido amplificado que iba atrapando y reverberando en cada uno de los resquicios y notas del jazz. Esa misma resonancia atrapada en una explosión calculada es la que nos encontramos ahora en esta muestra de Thilo Heinzmann. Un explosivo golpe de pigmento suspendido en el aire, paralizado en el tiempo, que resuena, retiene, salpica y aglutina todo el resto de la exposición.