Galería Ehrhardt Flórez

Exposiciones

  • Michael Beutler

Michael Beutler

27/04/2016 - 04/06/2016
Michael Beutler (2016), vista general.
Michael Beutler (2016), vista general.
Michael Beutler (2016), vista general.
Michael Beutler (2016), vista general.
Michael Beutler (2016), vista general.
Michael Beutler (2016), vista general.
Michael Beutler (2016), vista general.

“¿Qué hay de específico en el trabajo del artista, siempre que constituya un trabajo, un trabajo físico, y no una bufonada? Pues lo mismo que encontramos en el carpintero, el ebanista, el picapedrero, el herrero, en la mayoría, si es que no en la totalidad, de estos oficios.”
En esta declaración de principios planteada por Ángel González en una de sus últimas entrevistas parecen construirse las bases sobre las que se asienta el trabajo de Michael Beutler (Oldenburg, 1976). La dificultad de abordar un trabajo que esquiva cualquier categoría y escapa de cánones o fórmulas constituye una metodología que recorre el tiempo y vertebra, en una simulada improvisación, un lenguaje libre y primigenio. Los términos se desvanecen aquí hasta desaparecer. La experiencia sustituye a la teoría. No hay imagen; hay cuerpo. Recorridos que transgreden la uniformidad y homogeneidad de lo artístico.

La Galería Heinrich Ehrhardt presenta la primera exposición individual de Michael Beutler en España. Se trata, como la gran mayoría de sus proyectos, de un trabajo realizado específicamente para el espacio de la galería en el que el proceso de producción de las obras se realiza al compás de la instalación de la muestra. Conjugando varias líneas y estadios de la producción artística se crea un juego en cadena mediante el cual el proceso y la obra conforma un todo indivisible.

El trabajo de Michael Beutler surge de la nada; del vacío. No hay pasos previos. Materiales, realización, mecánica y método aparecen, en un ejercicio que convierte lo mágico en rutina, a través de la construcción de todos los elementos necesarios para fabricar y armar las obras. El comienzo del proceso, la propia fabricación de las máquinas con las que se realiza la obra conforman una parte esencial y permanente de la exposición. Y mientras, el material producido in situ a partir del funcionamiento de esos artefactos rudimentarios, inventados e improvisados casi en el momento por el artista, constituye la parte efímera. En esta ocasión, y por primera vez en su trabajo, las máquinas han dejado de fabricarse con madera para hacerlo con yeso y arpillera en una especie de elementos escultóricos funcionales que mediante rodillos, cuchillas y tinta elaboran todas las piezas de la exposición.

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Diversificando el trabajo en una secuencia de etapas, el método de fabricación se plantea en varias fases muy precisas a través de las cuales se cortan, se imprimen y se enrollan diferentes tipos de papel que en su última combinación forman larguísimas columnas de colores. La galería parece así un laberinto psicodélico de brillantes guiños de escala en la que se contraponen la frágil e ingrávida verticalidad formada por las columnas de papel y el peso y robustez prehistórica de la maquinarias de yeso.

Las referencias en el trabajo de Beutler son lo de menos. El camino escogido por el artista no sólo reabre nuevos debates sobre la originalidad de lo artístico sino que produce una falla enorme en el sistema de producción y trabajo, un profundo hueco por el que se pierden las rutas y cánones del arte al encontrase en las antípodas de un trabajo visceral y singular que es al mismo tiempo metódico y rítmico.

Formas amorfas que se desenvuelven entre la pureza abstracta del injerto y la sofisticación formal de la vanguardia. Entre el folclore popular, la artesanía y el oficio. El arte africano y Prouvé. La funcionalidad y lo absurdo. El sentido del humor y el compromiso sobre qué hacemos y cómo lo hacemos. El “do it yourself” llevado hasta las consecuencias más congruentes, ingeniosas e íntegras de un trabajo comprometido con el arte y con el mundo. El gusto por el color, por lo arquitectónico, por lo lúdico, por lo inesperado… Un artista brillante que traspasa con su lucidez el aburrimiento uniforme que asola el arte y su globalización. Beutler está en el margen, en el otro lado, en la orilla contraria. Se inventa un juego nuevo, con reglas coherentes y conmovedoras que le llevan a desempeñar un papel que ilustra no sólo su compromiso con el arte sino con una manera de estar en el mundo. Desenmascara a través de lo físico y fenomenológico, como en su momento lo hicieran Fischli and Weiss, algo tan esencial y relevante como el propio “Estado de las cosas”. Y en esas está el trabajo interminable de Michael Beutler.

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