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Exposiciones
- Helmut Dorner
Helmut Dorner
Mediante una extensa selección de sus pinturas más recientes, la Galería Heinrich Ehrhardt presenta la quinta exposición individual de Helmut Dorner en Madrid.
Algunas de las claves de su pintura, desde su aparición en el panorama de la nueva abstracción europea en la década de los ochenta, y aún presentes en sus nuevas piezas, residen en las ideas de soporte, capa, superficie, materia, luz y percepción. En sus orígenes su pintura se desarrolló fundamentalmente sobre telas y maderas que más tarde fueron sustituidas por planchas de metacrilato. La materia depositada sobre cualquiera de estos soportes acentuaba el carácter objetual que su obra ha tenido en cada uno de sus distintos periodos.
En la actualidad, la madera vuelve a erigirse como el soporte principal y la pintura se articula en base a determinadas acciones pictóricas que obedecen a la composición y el cromatismo. Sus cuadros contienen ahora, bajo la misma superficie, distintas versiones de sí mismos. Versiones escondidas tras una pintura aplanada y homogénea, alejada de la materialidad de algunas de sus propuestas anteriores, y en la que las formas, abrazadas unas a otras, y los contornos, superpuestos, a veces ocultos y a veces desvelados, construyen composiciones de color en un ambiguo desafío entre la imagen, fija y estática, y el motivo, agitado y variable. Reducidos en muchos casos a su máxima expresión y alternando el ritmo armonioso de la pintura escurrida y el impacto de la mancha súbita, estos cuadros, las masas de color, se ordenan sobre distintas capas que funcionan como fases temporales que lo cuentan todo del cuadro, aproximándonos a una pintura mutable en la que pasado y futuro permanecen como imagen.
Para Dorner su trabajo es inseparable de su experiencia existencial y la reflexión acerca de éste como reflejo de la génesis de su obra acompaña a su interpretación de la pintura como crisis permanente. Encontrar el equilibrio preciso en el cual el ruido del proceso se convierta en silencio y las difusas fronteras entre las múltiples posibilidades del cuadro se vuelvan nítidas y claras, constituye la clave de su incesante búsqueda. De hecho, la rotundidad de las formas redondeadas y eróticas, en apariencia planas, tienen también un desarrollo más complejo en lo emborronado y lo difuso. Lo que aparentemente es forma definida se da, en gran parte, gracias a espacios pictóricos más libres en los que lo impreciso y lo desdibujado adquieren una presencia notable. Todo sucede detrás de la última capa de pintura, y allí, los moldes, los cuerpos y las formas actúan como fragmentos mentales y secciones de lo real. La nueva pintura de Dorner es de concreción formal, de acumulación de posibilidades y alternativas visuales, unas encima de las otras, con aspectos variables y con un desarrollo casi geológico en el que la masa irregular interior conforma la capa visible de la superficie. Lejos de la arbitrariedad, estas manchas cubren el espacio con una profunda lógica y un sentido metafísico de la estética