Galería Ehrhardt Flórez

Exposiciones

  • Secundino Hernández

Gracias por girar

05/11/2011 - 28/01/2012
Secundino Hernández, Gracias por girar (2011), vista general.
Secundino Hernández, Gracias por girar (2011), vista general.
Secundino Hernández, Gracias por girar (2011), vista general.
Secundino Hernández, Gracias por girar (2011), vista general.

Planteada como ruptura de la jerarquía entre las distintas obras que conforman una exposición, la presente muestra de Secundino Hernández, tercera individual en la galería, hace especial hincapié en el carácter unitario de todo el conjunto. Son varias las hipótesis que se podrían plantear acerca de su pintura reciente pero quizás existan algunas nuevas lecturas que revelan temáticas y formas inéditas en su trabajo. Así, desde un punto de vista estético el uso de la forma, de la mancha, de la línea y del color, con sus referencias a la historia de la pintura española, con Velázquez y Goya a la cabeza, pero también con alusiones al romanticismo de Turner o incluso al uso esquemático del garabato propio de Giacometti – algo muy acentuado en muchos de sus nuevos cuadros – son análisis visuales que ahora conviven con una vertiente teórica que obedece a una forma intensa de abordar la pintura, a una misteriosa presencia de la figura, a un desarrollo plástico ligado a lo fenomenológico y a una capacidad de concentración y expansión de los relatos y los elementos pictóricos.

Si por un lado es cierto que las nuevas obras de Secundino Hernández mantienen determinadas características de etapas anteriores, lo hacen no como una estéril repetición de recursos ya utilizados sino como la evolución lógica de terrenos conquistados a lo largo de los últimos años. Aspectos que se desarrollan dejando constancia de la necesidad del tiempo y la reflexión para que la pintura alcance su punto más álgido. Los trabajos de Hernández siguen siendo campos de operaciones, intentos, pruebas y errores, bocetos y paletas, pero ahora son algo más. Suponen también ese lugar en el que el pintor sale en busca y captura de la pintura, a su abordaje o persecución. La movilidad y fugacidad de la línea, y los recorridos, trayectorias y direcciones de las masas, vacíos, tonos y mezclas se traducen en una imagen recurrente del pintor persiguiendo inútilmente a la pintura. Ella se desenvuelve con mayor rapidez que la mano o la mirada.

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