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Exposiciones
- Imi Knoebel
BIG GIRL
“BIG GIRL” es el título de la nueva exposición de Imi Knoebel en la Galería Ehrhardt Flórez.
Color, forma y materia son cuestiones fundamentales sobre las que trabaja el artista.
La relación entre pintura, espacio y espectador, y, por extensión, las interacciones entre el público y las condiciones esenciales del arte, del mundo, articulan una exposición que muestra diferentes tipos de trabajos y series recientes: dos piezas de las llamadas Standing Paintings, pinturas realizadas sobre una fina chapa de aluminio, ligeramente separada de la pared, y que descansan sobre el suelo con la ayuda de las estructuras y perfiles de aluminio que el artista incorporó en trabajos anteriores como parte de su soporte pictórico; una obra monocroma, flotante y casi sin resistencia de su serie Schnitt, colgada de la pared y separada también de ella a una pequeña distancia, donde determinados cortes fragmentan la superficie pictórica; y finalmente tres piezas pertenecientes a su serie BIG GIRL, que da título a la exposición, y que con un tamaño menor que el resto, se adhieren a la pared eliminando cualquier espacio libre entre ellas y los muros, absorbiendo ese espacio con el espesor y densidad del aluminio macizo que se contrapone a la ligereza de los otros trabajos expuestos.
En las otras dos salas la exposición se completa con los ritmos geométricos de sus series Parkhaus y Elemente, por un lado, y un conjunto inédito de doce obras de acrílico sobre hojas de plástico, por otro. Estos cuerpos flotantes, de rápida ejecución, son en parte una explicación de la naturaleza de su trabajo donde se hace visible una factura más orgánica que va desde lo opaco a lo transparente, de lo férreo a lo fluorescente y de lo mate a lo brillante.
Imi Knoebel es un artista que, partiendo de una tradición histórica, la de la pintura misma, la de la geometría o la de determinados movimientos de vanguardia, se ha situado desde sus comienzos en la Kunstakademie de Düsseldorf, en unos límites que, abriendo de manera constante interrogantes acerca de la esencia del arte y la estética, de la forma y el color, avanzan sobre lo nuevo. Y ahora, desde una lógica coherente respecto a sus trabajos anteriores, vuelve a mostrar un episodio más de una trayectoria llena de hitos.
A partir de algunos elementos básicos pero muy precisos, a veces repetidos, otras conocidos y explorados también por otros y otras artistas, Knoebel muestra sus permanentes hallazgos y cada interrogante es en sus manos un artefacto al que buscar una nueva lectura. Bien con el color, bien con la forma o bien con la posición Knoebel ahonda en la dimensión sensorial que el arte posee. Sus pequeñas variaciones a lo largo del tiempo son gestos de una gran trascendencia estética y espacial que se han convertido en revelaciones transformadoras, que hacen que un elemento o la unión de varios de ellos, en constelaciones, en un lugar o posición concretas, incida en lo más básico de nuestra condición humana.
El trabajo de Imi Knoebel comprende las nociones de orden y caos. Su obra llama a sensaciones primarias en las que el ritmo, el tempo y la melodía son una misma cosa. La capacidad de Knoebel para que sus obras definan un espacio es asombrosa. Y la resonancia y reverberación de sus obras, de sus formas encarnadas en un color, inseparable de esa misma forma (tal y como ya avanzó muy al principio en su relación con Blinky Palermo) flota y ocupa un espacio que va mucho más allá de lo físico o, mejor dicho, que convierte en físico ese espacio que parece intangible.