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Exposiciones
- Guillermo Pfaff
Guillermo Pfaff / Adrià Cañameras
La Galería Heinrich Ehrhardt presenta una doble exposición con pinturas de Guillermo Pfaff (Barcelona, 1976) y fotografías de Adrià Cañameras (Barcelona, 1988).
En una suerte de despliegue o desdoblamiento a través del que se muestra el haz y el envés de distintas formas y situaciones, la exposición se convierte en una estructura que da pie a la construcción de un tejido de sensaciones en el que las formas derretidas, las composiciones alucinógenas, el enigma de la forma deshecha y la incertidumbre física establecen varias de las claves de los trabajos más recientes de Guillermo Pfaff y de Adrià Cañameras. Porque al fin y al cabo y a pesar de que se trata de la primera exposición en la galería de cada uno de ellos, coincide en que para la ocasión se ha seleccionado de ambos artistas un trabajo completamente nuevo e inédito.
En el caso de Pfaff, teniendo en cuenta su sistema de trabajo, siempre estructurado en base a la serie, ahora, partiendo de premisas y fórmulas compositivas de series anteriores, y formando parte igualmente de ese larguísimo recorrido que conforma toda su pintura, sus nuevos cuadros, con un acentuado carácter pictórico, suponen una vuelta de tuerca más de ese proceso de intercambio de reflejos, pliegues, recortes y gestos que han ido formando sus series Lightning o Space de las cuales hay algunos ejemplos en esta muestra; pero ahora, en estas nuevas pinturas , de digestión lenta, agrupadas bajo el título de Over Easy, la forma se descompone y se escurre en enigmáticos cuadros.
Si Pfaff nos descubre un trabajo inédito, el caso de Cañameras es muy similar. Su fotografía parte habitualmente de la idea de retrato, y desde ahí, desde la construcción de esa imagen, se ha ido desarrollando en distintos ángulos y miradas sobre la representación. Ahora, es el experimento el que sustituye al disparo fotográfico y el encuadre se produce de forma directa sobre la propia alteración física (con lejía o zumo de limón) realizada sobre el carrete analógico y sobre el proceso de revelado.
Mientras que la pintura de Pfaff ha estado muy vinculada a la reflexión, a la idea en sí de pintura, y su método ha requerido con asiduidad la intención de pensar esa pintura, la fotografía de Cañameras y su pensar la mirada, se ha aproximado siempre a la idea de representación. Ahora, nos situamos ante un nuevo cuerpo de trabajo que actúa de una forma absolutamente distinta. En esta exposición, la ausencia de idea y la ausencia de representación muestra el primer plano de obras cuyo desarrollo, técnico y conceptual, se da directamente sobre la ejecución. No hay distancia entre la acción y la reflexión, entre el hacer y el pensar. Todo lo que sucede en la pintura de Pfaff y en la fotografía de Cañameras tiene lugar en la propia obra. No hay escapatoria. Si en los cuadros de Pfaff la composición se ha diluido a favor de una serie de sombras vagas, colores matizados y elementos inconexos, que parece que acaban de conocerse, generando una cierta tensión de estructura en una pintura que no queda fijada en la memoria y que impide su propio recuerdo inmediato, en las fotografías de Cañameras, el proceso se convierte en la imagen. Ya no se trata del ojo del fotógrafo pensando sobre el motivo y el tema sino de la acción directa sobre la exposición fotográfica.
El tema resulta indiferente. No hay significado. Un lenguaje aún en proceso. El mundo de Pfaff y Cañameras es irrepresentable.