Galería Ehrhardt Flórez

Exposiciones

  • June Crespo
  • Rosa Tharrats

Y escucho tus pasos venir

09/06/2018 - 25/07/2018
Lucía C.Pino, June Crespo, Anna Dot y Rosa Tharrats, Y escucho tus pasos venir (2018), vista general.
Lucía C.Pino, June Crespo, Anna Dot y Rosa Tharrats, Y escucho tus pasos venir (2018), vista general.
Lucía C.Pino, June Crespo, Anna Dot y Rosa Tharrats, Y escucho tus pasos venir (2018), vista general.
Lucía C.Pino, June Crespo, Anna Dot y Rosa Tharrats, Y escucho tus pasos venir (2018), vista general.
Lucía C.Pino, June Crespo, Anna Dot y Rosa Tharrats, Y escucho tus pasos venir (2018), vista general.
Lucía C.Pino, June Crespo, Anna Dot y Rosa Tharrats, Y escucho tus pasos venir (2018), vista general.

Y escucho tus pasos venir. Un verso y una visión. Una ilusión sonora que permite imaginar y escuchar aquello que se acerca. En los ecos de esa cartografía líquida se desarrollan, desde la invisibilidad y desde la alucinación, los fenómenos escultóricos de Lucía C. Pino, June Crespo, Anna Dot y Rosa Tharrats. Por primera vez, la Galería Heinrich Ehrhardt muestra el trabajo de estas cuatro artistas a partir de un título que proviene de un poema de Leopoldo María Panero. El éxtasis del poeta poseído como pretexto expositivo.

Tratándose de una propuesta quebrada desde el principio, discontinua pero uida, los trabajos de C.Pino, Crespo, Dot y Tharrats transforman la materia, la atraviesan, la desmontan y la diluyen. Pero se da una singular paradoja entre lo etéreo y lo rme; entre la apariencia y la realidad. Las obras de todas ellas plantean un nuevo imaginario de tensiones, en las que lo cercano está también lejos y lo blando parece duro y robusto. En ese ensamblaje escultórico, de ondas en el caso de Lucía C. Pino, de canalizaciones en el de June Crespo, de fragmentos monosilábicos en Anna Dot y telepáticos en el de Rosa Tharrats, se genera una ruta psicodélica en el que las ideas se escurren líquidas entre los dedos de las manos y los registros formales y discursivos se transforman en percepciones caleidoscópicas.

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La reunión de estos trabajos supone en último término la conexión y la intermediación con otros lenguajes y otros mundos. Se concibe la escultura y la instalación como metamorfosis. Como catalizador o como médium. Donde todo sucede. Un trayecto donde se da el hecho escultórico; donde se hace la escultura (hacer haciéndose o como diría Josep María Esquirol, la vida viviéndose) despojada de un significado único en lo que se re ere a lo material para construir contenidos dinámicos.

Hay algo en lo fragmentario de los cuerpos y las palabras presentadas por estas artistas que se aproxima a la parataxis de Allen Ginsberg y su Aullido. Y se produce cierta contradicción en el encadenamiento fragmentado y roto. Como si todas las piezas de la muestra fueran al mismo tiempo las dos caras de una misma moneda que siempre cae de canto. Parece que las piezas, aunque desarrolladas con independencia unas de otras, propongan cierta reacción en cadena. La visión como nueva forma de hacer. Desquebrajando la continuidad de ese relato como la mano que entra y sale del chorro de agua o “la mano que sostiene un puñado de lluvia”. Es ahí, justo ahí, donde tiene lugar el trabajo de C. Pino, Crespo, Dot y Tharrats. Lava blanda que cubre los cuerpos y los volúmenes dispuestos en el espacio de la galería; que se arrastra y que repta como aquel desnudo bajando una escalera de Marcel Duchamp, aquel que precisamente en su continuidad rota abandonaba parte de su ser a su paso.

A esa corriente quebrada, discontinuidad del uido, aluden las piezas de todas las artistas: Lucía C. Pino lo explica en proyectos anteriores al referirse a un sistema circulatorio que pone en funcionamiento otra materia; June Crespo lo cuenta al hablar en algunos textos de formas cerradas pero rotas (es decir, abiertas finalmente); Anna Dot lo expone al disolver y fracturar el lenguaje en ruinas; y Rosa Tharrats al desafiar la otabilidad de los tejidos frente al hieratismo de vastas estructuras naturales y grandes piedras.

De ahí que lo psicodélico de la propuesta provenga de los efectos profundos sobre la naturaleza de la experiencia consciente. La alteración de la percepción del tiempo y del sentido que desactiva la lógica establecida de las piezas. El fenómeno, y su materialización, o como diría Karen Barad, “agencias enredadas” que indican ahora una nueva trayectoria.

La viscosidad de los materiales de Lucía C. Pino, sus metacrilatos enredados en las columnas de la sala de exposición, y sus piezas de asfalto como resistencia a un ciclo inmóvil; los cuerpos fragmentados y las estructura y módulos de aluminio en forma de mandíbula de June Crespo en la que las piezas se presentan como dientes y sus respectivos huecos; la articulación de Anna Dot mediante monosílabos, letras tiradas por el suelo convertidas en sonidos inconexos, y ruinas lingüísticas de la legendaria caída de la Torre de Babel; las composiciones lisérgicas de Tharrats y su “telepatía como forma de la nueva escultura” que eluden los códigos conocidos creando afecciones paradójicas entre extraños.

De esta manera, sin complejidades artificiosas pero sin escabullirse de los interrogantes y cuestiones que la propia escultura, el sonido y la acción artística conlleva, a veces desde lo material, otras desde lo losó co y otras desde lo lúdico, la obra de C. Pino, Crespo, Dot y Tharrats se mani esta como auténticas “identidades nómadas”.

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Lucía C. Pino (Valencia, 1977), vive y trabaja en Barcelona. Su práctica artística estudia la escultura a través de la observación de materiales industriales y su contexto espacial, sus piezas se expanden causando una interacción entre el espacio y la persona que lo experimenta como si se tratase de una especie de conversación sobre la subjetividad y el vitalismo de las cosas. C. Pino ha mostrado su trabajo en distintos lugares como la Fundación Miró, el Macba, la galería Ana Mas Projects o el Coac de Barcelona.

June Crespo (Pamplona, 1982), vive y trabaja en Bilbao. A medio camino entre el object trouvé surrealista y la lógica del bricoleur que describe Lévi-Strauss, su trabajo parte de un gesto afectivo-asociativo sobre materiales recopilados y extraídos del sistema de producción y consumo. La unión o ensamblaje de éstos crea nuevas relaciones que dan lugar a diversas formas de extrañamiento, apropiación y re-contextualización. En su trayectoria cuenta con exposiciones individuales en el MARCO de Vigo o las galerías Carreras Múgica (Bilbao), etHALL (Barcelona) y P420 (Bologna) así como residencias y exposiciones colectivas como De Ateliers (Amsterdam) y Generaciones 2017 (La Casa Encendida, Madrid).

Anna Dot (Vic, 1991) Sus proyectos parten de investigaciones teóricas alrededor del lenguaje y la escritura que plasma en instalaciones conceptuales que han sido expuestas en distintos espacios artísticos como la Sala d’Art Jove, la Fundación Antoni Tàpies, Can Felipa Arts Visuals, la Blueproject Foundation o NauEstruch en Sabadell. También ha presentado su trabajo a escala internacional en la Galería Tiro al Blanco de Guadalajara (México) y en la Kunsthalle Mainz (Alemania).

Rosa Tharrats (Barcelona, 1983) centra su trabajo en prendas y tejidos a través de un enfoque interdisciplinar que abarca desde la moda a las artes visuales como una forma de narrar sensaciones. Comienza su carrera en el mundo de la moda con su marca Crommorc y sus colecciones han sido publicadas por Vogue, Dazed and Confused, La Vanguardia o El País. En el campo de las artes plásticas, ha expuesto de manera individual en la Galería Cadaqués en 2015, donde también ha participado en la exposición colectiva A Joseph Beuys en 2016 con su instalación textil Space for the 22nd Century. Recientemente ha colaborado con artistas como Jordi Colomer, Donna Huanca, Albert Serra o Gabriel Ventura y entre sus últimos trabajos se incluye el diseño del vestuario de las últimas piezas del Volksbühne de Berlí

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